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LE MERLAN: UN TEATRO NACIONAL DISTINTO A LOS DEMÁS
Alain Liévaux

Un Teatro Nacional que funciona con el espíritu de un "taller"... Hace casi diez años que el teatro Le Merlan, en Marsella, desarrolla un ambicioso proyecto: "Poner en contacto a las obras y los artistas con la gente". Visita guiada con su director, Alain Liévaux.

Alain Liévaux no tiene exactamente el perfil "teatrero mundano". Y Le Merlan, que dirige desde 1993, es su reflejo: un teatro totalmente al margen del show biz de la cultura y bien anclado en su territorio, los barrios del norte de Marsella, justo entre la Canebière y la Estaque, frente a la Busserine. "He tenido ganas de dirigir Le Merlan precisamente porque está en este barrio de bloques de viviendas sociales, cuyos habitantes, con un 75% de personas procedentes de la inmigración, viven en condiciones difíciles", explica Alain Liévaux. Con su equipo de veintidós personas, desarrolla un proyecto sencillo, pero muy ambicioso: "Poner la obra y los artistas en contacto con la gente. Para mí la cultura no es una floritura, sino una manera de afrontar la vida. Y el arte, una relación íntima. Aquí los artistas trabajan muy cerca, salen al encuentro de la gente…"

De hecho, su teatro no podía estar más en el centro físico del barrio: implantado entre las viviendas, inserto en un bloque de hormigón que comparte con una biblioteca municipal, una comisaría, las oficinas municipales y un centro de servicios sociales, Le Merlan está ubicado bajo un centro comercial Carrefour. Entre estos dos mundos no existe ninguna relación real, excepto un parking subterráneo común, un dédalo de pasillos y una pasarela llena de graffiti y poco utilizada apodada "el corredor de la muerte".

Tras varias tentativas infructuosas de aproximación a los directivos de la gran superficie, Alain Liévaux acaba de convencerles para organizar pronto un espectáculo en la galería comercial. Un estreno del que se enorgullece, porque va en el sentido de su proyecto: "Nos interesamos por nuestro entorno cercano, salimos a buscar a los habitantes. Para nosotros, la gente no es un público cautivo. No buscamos hacerles asimilar códigos, sino permitirles ejercer su sentido crítico respecto a nuestros espectáculos, cada uno en función de su propia subjetividad. De hecho, hemos tachado la palabra ‘público’ de nuestro vocabulario porque no refleja la pluralidad de individuos que nos rodean", explica. Por consiguiente, Le Merlan no quiere ser sólo el "teatro de los barrios del norte" y atrae a gente de los lugares más alejados de Marsella, e incluso de Aix-en-Provence. Por otra parte, existe un núcleo de habitantes del barrio que mantienen una auténtica relación de proximidad con este lugar. "Es por esta razón que a partir de ahora queremos estar abiertos durante todo el día y parte de la noche. Haremos reformas en la entrada para instalar un bar-restaurante y una recepción." Transformar el teatro en un lugar de vida abierto a todo el mundo, convertirlo en espacio de encuentros artísticos donde lo que ocurre después del espectáculo resulta tan importante como el momento de la presentación; ésta es la razón de ser del equipo de Le Merlan. Queda bien en el papel, resulta más fácil decirlo que hacerlo. "Porque para llegar a la gente no basta con pegar carteles", ironiza Alain Liévaux. Además, el barrio está compuesto de culturas y categorías sociales muy diversas, lo que supone un trabajo específico. La columna vertebral del "sistema Merlan" es, al mismo tiempo, la selección de los artistas y el trabajo en red con los colaboradores sociales locales.


La sinceridad en primer lugar

No es artista de Le Merlan quien quiere. Alain Liévaux, que decide personalmente, in fine, trabajar o no con tal o cual artista, exige de este último la adhesión a su proyecto. Ello implica trabajar en régimen de residencia durante una temporada, tres meses, quince días, continuamente o no, depende… Pero también supone iniciar talleres en el marco del teatro, reunirse con los demás artistas, intervenir en los centros sociales, las escuelas, las casas de juventud del barrio…; formar y colaborar con los profesores del barrio en sus iniciativas artísticas: crear proyectos con artistas aficionados… Esta perspectiva "social" no atrae a los artistas conocidos: no se hace carrera en los barrios pobres… En este sentido, su calificación de "Teatro Nacional" a veces es una trampa, porque algunos artistas sólo les contactan por este motivo, sin conocer su "filosofía".

Salvo excepciones como Sapho, Philippe Léotard o Maguy Marin, Le Merlan suele acoger a artistas poco o nada conocidos. "No busco al artista que se inventará la estética del mañana", afirma el director. "De hecho, no siempre comparto la estética de los artistas que escojo. Lo que me importa es su sinceridad." La selección, por lo tanto, se lleva a cabo al filo de los encuentros. A veces se imponen también decisiones más militantes, en el sentido más amplio de la palabra.


Colaboradores sociales

En Le Merlan todos los espectáculos son fruto de proyectos de creación y todos tienen como vocación salir del teatro y hacer giras por los barrios. Sin la participación activa de aquellos que Alain Liévaux llama sus "socios", esto resultaría imposible: "No se puede dejar caer de improviso un proyecto en un barrio; se deciden y preparan de común acuerdo con un socio, ya sea un centro social, una escuela, un centro de formación, o un centro cívico…"Le Merlan suele trabajar estrechamente con cuarenta y ocho estructuras locales. Siempre con proyectos muy anclados en el territorio, siempre a largo plazo, y nunca para "marcar un gol". El teatro atiende todas las sugerencias y peticiones.

Si no se pueden insertar en el proyecto de Le Merlan, las propuestas se descartan, pero siempre se debaten previamente, puntualiza Alain Liévaux. Porque se trata de auténticos socios para la creación, no de socios financieros…" Por lo demás, la falta de fondos está al orden del día: en Le Merlan, algunos espectáculos se han llegado a montar ¡con menos de 7.650 euros! Las entradas de los espectadores sólo cubren una ínfima parte de los gastos, el precio de la localidad varía entre 1 y 15 euros como máximo, con un coste medio de 5 euros y una tarifa básica de 1 euro para personas con el salario mínimo… Le Merlan no siempre se llena, "pero la sala de espectáculos no resulta demasiado grande", considera Alain Liévaux. Según los casos, las representaciones atraen entre 50 y 400 espectadores. ¿Verdad que es fantástico?


 Corinne Gonthier – Comme la ville


Un teatro multidisciplinar

Antes de convertirse en Teatro Nacional en 1993, el teatro Le Merlan fue, durante varios años, un teatro municipal con una actividad tradicional de programación y acogida de espectáculos.

La filosofía de este espacio, que quiere ser un escenario multidisciplinar, consiste en descompartimentar el mundo del arte puesto que todos los artistas tienen que ver unos con otros. Teatro, danza, canción, pintura, fotografía, todas las artes tienen su espacio, con formas diversas y variadas.

Desde 1993, más de 115 compañías han sido acogidas o han realizado coproducciones. Entre los socios de larga duración, podemos mencionar a Archaos, un circo muy especial, y Larynx, que han acabado estableciéndose en Marsella, así como compañías regionales, como la Cie Meaari (Geneviève Sorin), la Cie Groupe et Grenade (Josette Baïz) o Diphtong Cie (Hubert Colas) o, fuera de la región, compañías como la Cie Philippe Jamet, la Cie Christiane Blaise y la Cie Carcara (Hélène Ninérola).

 

 El teatro Le Merlan, Teatro Nacional

Creación del Teatro Nacional en julio de 1993

Tras estar dos años cerrado, el teatro Le Merlan (asociación creada en 1978) ha vuelto a abrir sus puertas convirtiéndose en Teatro Nacional en julio de 1993, gracias a la voluntad conjunta del Ayuntamiento de Marsella y el estado.

Su actual director, Alain Liévaux, seleccionado a partir de un proyecto titulado: "Hacia un proyecto de acciones culturales para el teatro Le Merlan Teatro Nacional", anunciaba de antemano su voluntad de estar en la calle con su equipo y artistas, a la búsqueda de la gente...

El entorno del Teatro Nacional

El teatro Le Merlan Teatro Nacional está ubicado en un gran bloque de hormigón en el distrito 14. Comparte espacio con un centro urbano, una comisaría, un aparcamiento, un centro comercial, una biblioteca y un centro de servicios sociales, a unos quince kilómetros del Vieux-Port. Enfrente, una vía rápida y torres... a lo lejos, el mar… a su alrededor, bloques donde viven familias con problemas de aculturación, a menudo en un estado precario... entre las vigas de hormigón de los núcleos de los pueblos replegados sobre sí mismos.

Fijarse en su entorno significa, para el Teatro Nacional, interesarse por una población que, en su mayor parte, no acude a lugares de creación o difusión artística, un comportamiento que también se da fuera de los barrios desfavorecidos de las ciudades. Sin embargo, hay que constatar que las propuestas artísticas en estos barrios son muy escasas: sólo existe un Teatro Nacional, un pequeño espacio cultural de barrio (sala modulable con unas 150 butacas), una sala de exposiciones y una biblioteca municipal para los ciento treinta y cinco mil habitantes que viven en los distritos 13 y 14.

Estar atento a su entorno también implica no crear guetos, convirtiéndose en el "teatro de los barrios norte", sino seguir estando abiertos a la ciudad, siendo un lugar de encuentro e intercambio entre los habitantes de una misma ciudad. El teatro Le Merlan Teatro Nacional se dirige a todas los ciudadanos de Marsella, e incluso de más allá.

 

El proyecto desarrollado por el Teatro Nacional desde su creación

"Encuentro" es la palabra clave del proyecto del Teatro Nacional. Encontrarse con quien crea, busca, nos lleva a otra parte, con los sueños y con el otro quien, lleno de curiosidad, se enfrenta a las obras, hace que existan, las absorbe para plantear preguntas al mundo, desarrollar su sentido crítico, imaginar y construir su vida.

Dar vida a la cultura alimentándola con la creación artística.

Hacer posible el acceso de todo el mundo a la creación contemporánea y a las obras multidisciplinares, así como dar apoyo a equipos artísticos que investiguen sobre nuestro tiempo son los dos ejes fundamentales de la implementación del proyecto.

Hacer accesible el acceso de todo el mundo a la creación contemporánea y a las obras multidisciplinarias

proponiendo encuentros artísticos fuera del contexto tradicional de las representaciones en el teatro
adoptando una política de precios (localidades entre 1 y 15 euros)
proponiendo un acceso gratuito a los talleres, stages, etc. Con la condición de comprar una tarjeta de socio individual (20 euros) o colectiva (100 euros)
preguntando a los equipos artísticos sobre su proyecto y sobre las propuestas que plantean a los habitantes durante su presencia en el teatro Le Merlan
comprometiéndose con los equipos artísticos a largo plazo, lo que les permite prolongar y profundizar su trabajo en el territorio
poniendo mayor énfasis en el equipo de relaciones públicas que en la comunicación, más en lo humano que en el papel
organizando talleres de creación en el territorio (institutos, centros sociales…).

Dar apoyo a los equipos artísticos que investigan sobre nuestro tiempo
coproduciendo creaciones
ofreciendo apoyo técnico, humano y logístico
acompañando a los equipos a largo plazo, incluso durante varias temporadas
acogiendo los espectáculos durante temporadas de representación
promocionándoles en los circuitos profesionales.