¿Qué quiere decir rehabilitar?

¿Qué es un edificio saludable y eficiente?

¿Sabes si tu edificio es saludable?

Un edificio saludable es aquel que garantiza la salud y el bienestar de las personas que lo ocupan. Es un edificio para el cual se han buscado soluciones desde su diseño hasta su uso, pasando por las diferentes fases de su construcción y la procedencia y calidad de sus materiales, que minimizan o eliminan todo efecto negativo sobre la salud y confort de las personas que lo habitan.

edificio saludable

¿Sabes si tu edificio es energéticamente eficiente?

Un edificio energéticamente eficiente es aquel que minimiza el uso de energías convencionales de origen fósil, incorpora energía renovable (eólica o solar) y reduce el consumo (y, por lo tanto, el gasto) para alcanzar un nivel de confort adecuado y saludable para los que viven en él.

edificio energético

Un edificio saludable y energéticamente eficiente tiene en cuenta los siguientes factores:

  • La ventilación. Una ventilación adecuada para controlar las fuentes de olores, productos químicos, emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COV) y dióxido de carbono y conseguir una calidad del aire interioradecuada. Una mala ventilación es perjudicial tanto para la salud de los habitantes como para la propia vivienda. Esta acción renueva el aire de todas las estancias. Es recomendable para reducir la temperatura en los meses más calurosos y también es muy importante para secar humedades. No olvidemos que la estanquidad del aire puede llegar a causar problemas respiratorios.
  • La calidad del aire. Utilizar materiales de construcción y mobiliario de baja emisión de compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles. Verificar la ausencia en el edificio de contaminantes como el plomo, el asbesto o el amianto.
  • La calidad del agua. Comprobar la calidad del agua e instalar, si fuera necesario, un sistema de depuración para eliminar contaminantes.
  • El confort térmico. Cumplir con los estándares mínimos de confort térmico en cuanto a temperatura y humedad, mejorar el aislamiento para evitar pérdidas de calor y frío en nuestras viviendas y utilizar sistemas de climatización eficientes y renovables para la calefacción y el agua caliente sanitaria.
  • La iluminación. Proporcionar la iluminación adecuada, natural durante el día, manteniendo el confort visual y evitando el deslumbramiento. Introducir, en interiores, vegetación o diseños inspirados en la naturaleza, añadiendo elementos naturales y no tanto artificiales (biofilia).
  • El ruido. Proteger contra los ruidos exteriores y controlar las fuentes de emisión de ruidos interiores. El ruido llega al interior de los edificios a través de las fachadas, cubiertas y suelos en contacto con el aire exterior. Para obtener un mejor aislamiento del ruido entre viviendas situadas horizontalmente, los cambios pasan, en primer lugar, por mejorar las prestaciones de los elementos de separación vertical.
  • La humedad. Hay que considerar el edificio como una estructura viva, si no se realiza el mantenimiento necesario, el agua se va abriendo paso hacia el interior del edificio creando problemas más difíciles y costosos de solucionar. Debemos mantener la vivienda en buenas condiciones para evitar filtraciones de agua y, en consecuencia, intervenciones de rehabilitación importantes.
  • La seguridad y la salud. Cumplir con las condiciones mínimas de seguridad relativas, entre otras, a incendios, iluminación, niveles de contaminación del aire, etc.
  • Las cubiertas verdes. Diseñadas para volver a introducir el elemento natural en el entorno urbano, también dan solución a cuestiones como la gestión de las aguas pluviales y el llamado «efecto isla de calor urbano». Además, es una buena iniciativa para activar las azoteas, cubiertas y patios de luces en edificios existentes y de nueva planta y sacarles el máximo rendimiento social, ambiental y energético, transformándolas en azoteas vivas y cubiertas verdes.