Como hemos visto, el desarrollo es un fenómeno de carácter multidimensional donde intervienen numerosos factores, no únicamente económicos. Además, la globalización y la interdependencia entre países están generando problemas cada vez más complejos que afectan al conjunto de la comunidad internacional y que tienen un impacto a escala local. Por lo tanto, se trata de problemas que requieren un enfoque más amplio e integral, y que solo pueden ser tratados eficazmente desde el conjunto del gobierno municipal, lo que solo será posible estableciendo un diálogo horizontal y relacional entre la unidad de cooperación y el resto de agentes municipales.
Hoy en día no se puede afrontar la complejidad de los problemas actuales del mundo de forma unilateral y desde un departamento aislado del resto de la organización. Es importante que el ayuntamiento se acerque a la ciudadanía y a la realidad sobre la que quiere incidir desde distintos ángulos y sectores de trabajo, y eso se conseguirá cuando la cooperación para el desarrollo sea transversal.
Ejemplo
Es necesario implementar políticas de educación, de juventud, de promoción económica, de medio ambiente, etc. que eduquen a los colectivos a los que se dirigen en los valores y principios de una ciudadanía global corresponsable y comprometida con los problemas del desarrollo que afectan al conjunto de la humanidad. Para ser efectivos, esta labor ya no puede llevarse a cabo únicamente desde la política de cooperación para el desarrollo.
Otro ejemplo lo constituye implicar progresivamente a diferentes áreas de gobierno en las acciones de cooperación de carácter técnico, lo que puede conllevar un aumento del conocimiento y más legitimidad de esta política en el conjunto de la corporación.
La transversalidad (Serra, 2004) es una herramienta organizativa y es un concepto.
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Por un lado, es un sistema de estrategias e instrumentos organizativos que se aplica dentro de la estructura clásica sectorial y permite adaptarse y ofrecer una mejor respuesta a una realidad compleja.
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Por otro lado, se refiere al compromiso de toda la organización para trabajar por unos determinados objetivos desde toda la estructura municipal.
Por lo tanto, la transversalidad entendida de esta forma amplia permitirá consolidar una política determinada a nivel de toda la organización (mainstreaming).
En el ámbito de la cooperación para el desarrollo, definimos la transversalidad como una estrategia de trabajo que integra los objetivos de esta política en todo el gobierno municipal, de modo que este haga frente a los retos que plantea el desarrollo global desde todos los ámbitos competenciales y contando con todos los agentes vinculados al territorio. Estos ámbitos tendrán que incorporar este enfoque de la cooperación para el desarrollo en todas las fases de la política: diagnosis, diseño, planificación, ejecución y evaluación.
Esta definición se asimila a la del principio de coherencia de políticas para el desarrollo, pero al mismo tiempo la transversalidad apela a crear unos mecanismos organizativos que faciliten esta integración de los objetivos y a promover los valores propios de la política de cooperación en toda la organización.
Alcanzando la transversalidad de la política de cooperación, el ayuntamiento pasará de tener un papel únicamente de distribuidor de recursos a adquirir un rol dinamizador y facilitador, y la cooperación se orientará hacia la realidad y hacia la ciudadanía de forma más integral y holística, y contribuirá a crear una verdadera política de ciudad solidaria y transformadora.