Para avanzar en la transversalidad de la política de cooperación para el desarrollo son necesarias determinadas condiciones de partida e instrumentos que permitan su implantación y que pueden clasificarse en cuatro grandes bloques:
La primera condición es de carácter político. Debe existir una voluntad política y un compromiso real de que la cooperación es estratégica para la corporación y que se quiere transversalizar. Este propósito debe quedar definido principalmente en el plan de mandato o la estrategia de gobierno, para que posteriormente se despliegue de una forma más operativa en el resto de la planificación sectorial.
Por eso es fundamental que el mismo ámbito de la cooperación participe en la definición del plan de mandato por su conocimiento técnico, y que garantice que se incorporan correctamente sus objetivos, visión y valores a nivel estratégico. Al mismo tiempo, esta participación de la unidad de cooperación en la elaboración del plan de mandato le dará las herramientas para asumir otros objetivos corporativos como propios, que después deben quedar reflejados en el plan de cooperación y en el día a día de su acción.
La unidad de cooperación debe hacer suyo este compromiso político e impulsarlo en el marco de la corporación. Por eso es fundamental que, durante el proceso de definición del mismo plan de cooperación, que debe reflejar este mandato político de transversalidad y de centralidad estratégica que quiere darse a esta política, se establezca claramente con qué ámbitos del ayuntamiento debe activarse la relación para que participen en esta definición, queden integrados estratégicamente en el plan y compartan objetivos, valores y compromiso. Nos referimos a ámbitos como acción internacional, juventud, educación, etc. También deben incluirse otros servicios internos, como contratación, comunicación y prensa, y los servicios responsables de hacer el seguimiento y la difusión externa de los resultados, que, como veremos más adelante, también son esenciales para alcanzar la transversalidad.
En este proceso de participación de los actores afectados por la definición del plan de cooperación, es preciso hacer un ejercicio de reflexión y debate conjunto para confluir y garantizar que todos comparten los mismos objetivos, valores y visión.
Para que todo el resto de políticas integren adecuadamente los objetivos, principios y valores de la cooperación, es importante:
Por lo tanto, la voluntad política debe traducirse en recursos humanos y económicos suficientes para posibilitar la transversalidad. Los recursos se pueden repartir entre las unidades que tendrán un papel más destacado al hacer efectiva la transversalidad.
Uno de los ámbitos que deben considerarse en un plan de cooperación con carácter transversal es el seguimiento y la transparencia de la corporación, ya que será clave incorporar la cooperación en el sistema de seguimiento, transparencia y datos abiertos. Esta unidad no solo tendrá que hacer el seguimiento de las acciones que se lleven a cabo desde la misma unidad de cooperación, sino también de las que lleven a cabo otras unidades y ámbitos de trabajo relacionados fruto de este trabajo transversal.
La unidad de cooperación deberá:
La participación de la unidad de cooperación en el diseño, la ejecución, el seguimiento y la evaluación del plan de mandato, así como en los planes de los otros sectores del ayuntamiento, además de permitir que no se pierda la pericia técnica, garantiza la armonización necesaria de todo el sistema de transversalidad.
Una vez asumido políticamente que el ámbito de la cooperación quiere convertirse en estratégico dentro de la acción municipal, la unidad de cooperación será la encargada de dar impulso a este mandato mediante un diálogo fluido y horizontal con el resto de departamentos.
Uno de los problemas ya mencionados es que la mayoría de administraciones locales disponen de una estructura orgánica de tipo vertical que precisamente no fomenta este diálogo fluido y este trabajo transversal, lo que obliga a crear unos mecanismos de trabajo interdepartamental con las distintas áreas y departamentos para abordar, de forma conjunta, el diseño y la ejecución de proyectos compartidos del ámbito de la cooperación para el desarrollo.
Estos mecanismos de relación pueden ser formales o informales.
Los instrumentos formales deben ser efectivos, debe existir una agenda de trabajo clara y una conexión entre las expectativas de las capas directivas y técnicas.
Los espacios formales e informales pueden ser abiertos a la diversidad de actores del municipio, en una lógica que fomente la acción en red. De este modo, la unidad de cooperación pasará de tener un papel de proveedor y gestor de recursos a dinamizador y facilitador de este espacio relacional con los actores, que incluye otras áreas y departamentos, otras administraciones y otros actores públicos y privados del territorio.
Sabías que…
La participación ciudadana juega un papel muy importante, necesaria no solo en los procesos de planificación estratégica de esta política, sino también en la cesión de competencias y responsabilidades. Eso implica una concepción totalmente distinta de los perfiles profesionales requeridos (que hasta ahora se orientaban a gestionar recursos), ya que se establecerán procesos participativos, no solo para el diseño, sino también para la ejecución y el seguimiento de la política.
En la fase de implementación de la política de cooperación para el desarrollo, deben darse unas condiciones adecuadas. Además de iniciar un diálogo en este sentido entre los departamentos implicados, es preciso:
Es necesario tener en cuenta que el que dos departamentos aborden un problema conjuntamente o establezcan una colaboración puntual o periódica no es suficiente para considerarlo transversalidad. A pesar de ello, no debe menospreciarse, porque significaría que se ha iniciado un diálogo entre departamentos que puede suponer un primer paso para avanzar hacia la transversalización.
La gestión de los recursos humanos tendrá un papel clave, porque la asunción de los objetivos de la cooperación en el plan de mandato y en el resto de políticas sectoriales debe traducirse en la creación de una serie de condiciones dirigidas al personal involucrado, relativas a la liberación de otras tareas para dedicar más tiempo a los nuevos objetivos, y una serie de incentivos laborales que contribuyan a no percibir este nuevo encargo como un plus a la labor que ya se desempeña sectorialmente.
Es necesario que los trabajadores perciban su participación como una herramienta de aprendizaje y satisfacción personal, no como una labor añadida a su tarea habitual.
No todo el mundo está dispuesto a aceptar esa carga de trabajo, y más si puede parecer que se trabaja en beneficio de otros departamentos o servicios, cuando los objetivos de la cooperación no forman parte del plan de mandato o de los planes sectoriales. Es preciso otorgar las condiciones laborales que, por ejemplo, permitan a un técnico involucrarse en un proyecto de cooperación directa, mientras sigue desempeñando su tarea profesional habitual dentro de la corporación: reconocimiento de horario, reconocimiento profesional, formación, reconocimiento de dietas, etc.
El impulso de la transversalidad de las estrategias municipales de cooperación para el desarrollo debe comportar la voluntad de mejora y de aprendizaje mutuo. En este contexto, es importante tanto lo que se hace como la voluntad de hacerlo cada vez mejor en un futuro. Para fortalecer este principio, es necesario blindar el compromiso de evaluar, comunicar y rendir cuentas al conjunto de la ciudadanía.
Uno de los pilares en la apuesta por la transversalidad en la cultura del aprendizaje es la generación de mecanismos de transmisión de información y conocimiento entre los departamentos, sobre el funcionamiento y los resultados de las estrategias de cooperación para el desarrollo.
El fortalecimiento de estos canales de comunicación puede ayudar a identificar retos en su aplicación, incoherencias entre acciones y detección conjunta de propuestas de mejora.
La rendición de cuentas a la ciudadanía a menudo se refleja como algo intrínseco a la actuación pública, a pesar de que en los últimos años se ha considerado sinónimo de publicar los resultados en portales de transparencia y páginas web. El gran reto es hacer partícipes de la comunicación y de la difusión de la información a todos los departamentos que participan activamente en las estrategias municipales de cooperación.